Es curioso observar lo bien que vende la nostalgia. Aquí en Europa, podemos gastar nuestros Euros en colecciones de series infantiles que se emitieron hace más de veinte años, y la variedad de series es inmensa: desde aquellas de las que apenas guardo un vago recuerdo, por ejemplo, Banner y Flappy, hasta las que se hicieron famosísimas en todo el mundo, como Heidi o Marco. Y podemos comprarlas en los quioscos como colecciones independientes, junto con algún diario, a través de Internet o bien por medio del infame márketing directo.
Aunque me parece que en el fondo esta invasión de series animadas antiguas no es más que un montaje de márketing para que los que ahora cuentan treinta y tantas primaveras y algún que otro hijo al que entretener -bajo la falsa premisa de que lo que les gustó a los padres le tiene que gustar a los niños-, he de reconocer que, como nostalginauta que soy, todas estas colecciones son un verdadero filón para mí y para este humilde blog. Es por ello que he decidido poner mis ojos en una de las pocas series añejas de animación de las mejores que se ofrecen en ese lote. Me refiero a Érase una vez... el Hombre.
La serie original fue concebida por el productor y animador francés Albert Barillé en la segunda mitad de los años 70, y la ofreció a diferentes canales de televisión europeos -los que salen en los créditos de apertura-, con lo que Barillé y su estudio Procidis pudieron sacar adelante la serie, que se estrenó en la televisión francesa en Abril de 1978, y poco después en el resto de los países que financiaron el proyecto.
Por aquel entonces, el panorama televisivo europeo era bastante diferente al de hoy en día, la televisión era controlada únicamente por los gobiernos centrales y los televidentes disfrutaban únicamente de uno o a lo sumo dos canales de televisión en un horario muy restringido. La televisión era sólo LA televisión, había franjas de programación estables, y no había guerra por el share. En esas condiciones, Érase una vez... el Hombre se conviertió en un éxito inmediato, y pronto empezó a distribuirse por el resto del mundo.
La serie narraba, de forma bastante abreviada, la historia de la humanidad, empezando por un breve recuento de la formación de la Tierra y la aparición de la vida, y continuaba con los hechos más destacables de la historia, contadas de forma amena y sencilla. Había además un elenco fijo de personajes, tanto buenos como malos, que aparecían verstidos según la época y el lugar.
Hay algunos aspectos criticables en la serie, como por ejemplo, el excesivo eurocentrismo -o más bien, francocentrismo-, y el hecho de que la historia termina en la época de entreguerras, obviando todo lo acontecido a partir de 1930, desde donde hace un salto al presente de los años 70 y hace un sombrío comentario al futuro que nos espera según la óptica reinante en la época. Pero esas son críticas menores, sobre todo teniendo en cuenta el público al que está dirigida -cabros de entre 6 y 12 años-, y que el propósito de esta serie, según su creador, no es el explicar las cosas, sino el despertar la curiosidad de esos niños para que investiguen y aprendan más adelante. Probablemente, esa es una de las claves del éxito de la serie: que a pesar de hacer referencias a la historia, no es ni aburrida ni demasiado pesada: tiene el equilibrio justo entre entretenimiento y cultura, tantas veces intentado y tan pocas veces conseguido.
Animados por el éxito de Érase una vez... el Hombre, los estudios Procidis posteriormente lanzarían otras series de concepto similar, dedicadas al espacio, al cuerpo humano, al descubrimiento y colonización de América, a los descubridores, y la más reciente hasta el momento, a los exploradores, esta última lanzada en 1996, siempre mostrando al mismo elenco de personajes, aunque modificados según el contexto. Sin embargo, si no me engaño, esas series han ido decreciendo en popularidad y no alcanzan el éxito que tuvo Érase una vez... el Hombre.
"Érase una vez... el Hombre" llegó a Chile en 1981, televisada por Televisión Nacional, y fue tan exitosa como en el resto de los países donde se televisó. La Editorial Pincel sacó una serie de libros, medio cómic y medio libro de texto, que aún se puede encontrar en muchos desvanes y closets, olvidadas entre otros cachureos de la niñez de sus dueños.
¿Qué quieren que les diga? Esta es una de las poquísimas series de dibujos animados que realmente vale la pena comprar a los cabros de ahora. Con un poco de suerte, a lo mejor nuiestros hijos también se la regalan a nuestros nietos cuando ellos ronden la treintena.
Mis nostalgias de los 80 y de la television y del cine. Opiniones , politica, sentimientos,
Wednesday, October 11, 2006
Una serie de dibujos animados: Erase una vez... El Hombre
El Gran Heroe Americano
Te seré sincero, amigo lector. Nunca me han gustado los superhéroes. No me siento identificado con ellos, en general son demasiado... vacíos, presumidos y prepotentes, con perdón.
Mi escepticismo también se extiende hacia el género escapista, el protagonizado por seres ultra-mega-recontrapoderosos, sea física, intelectual o económicamente, a los que no les cuesta ningún esfuerzo conseguir lo que se proponen. Porque a mí, que soy tan humano, debilucho, de inteligencia mediana y pobretón, me patea el hígado. Mucho. Así que no te voy a ocultar que lo que siento hacia los superhéroes (y derivados al estilo Dragon Ball) es una envidia fenomenal.
Lo que sí me agradan son las sátiras que demuelen el género, sobre todo las bien intencionadas. Y del género de los superhéroes, una de las mejores fue la serie "El Gran Héroe Americano", que se vio en las pantallas de TV chilenas y del resto del mundo a partir de 1981. Superhéroes patosos ha habido por montones, pero de la talla del personaje que encarnó William Katt con su melena rizada, muy pocos.
La historia era bastante sencilla. Unos extraterrestres benévolos bajan del cielo en un OVNI y le dan un traje de superhéroe a un profesor de secundaria llamado Ralph Hinkley para combatir el crimen y la injusticia. Hasta aquí todo bien, si no fuera porque Ralph, torpe por naturaleza, pierde el manual de instucciones y no sabe cómo utilizar los poderes del traje.
A su lucha contra el crimen se une Bill Maxwell, agente del FBI, también testigo del aterrizaje de los alienígenas, y la novia de Ralph, Pam Davidson, que se ven envueltos en todo tipo de situaciones dignas de Buster Keaton. A pesar de todo, la mayor parte del interés de la serie lo protagonizaban los constantes roces entre los personajes, sobre todo, la diferencia entre la idiosincrasia liberal de Hinley y el cínico pragmatismo de Maxwell, aunque la serie también incluía acción y aventura en su justa medida.
"The Greatest American Hero" fue originalmente emitida por la cadena estadounidense ABC para la temporada de 1981, y fue un éxito redondo a pesar de que DC Comics los llevó a juicio más de una vez por lo que ellos consideraban un plagio a su sacrosanto Superman. De hecho, DC intentó evitar que el episodio piloto se emitiera porque, según la editorial, la serie vulneraba sus derechos de autor, e intentaría clausurar la serie otra vez en la segunda temporada.
Para colmo, el 30 de Marzo de aquel año, Ronald Reagan sufrió un atentado a manos de un personaje llamado John Hinckley, un apellido demasiado cercano al del Ralph Hinkley de la ficción. Por ello, la cadena le cambió su nombre a Hanley, aunque se volvería al apellido original en 1982.
La popularidad acompañó a "El Gran Héroe Americano" durante sus dos primeras temporadas. Para 1983, sin embargo, perdió la guerra del ráting contra "El auto fantástico", por lo que fue retirada de la programación de ABC apenas pasados cuatro capítulos. La serie, sin embargo, vivió una segunda temporada dorada cuando fue sindicada y vista en el resto del mundo. Si la memoria no me falla, "El Gran Héroe Americano" se emitió en Colombia los viernes en 1985, emitido por Canal nacional, y luego sería relegado a los 'rellenos' en temporada y horario bajos.
Pero una serie tan bien hecha es difícil de olvidar, sobre todo para los canales de televisión, ávidos de contenidos que atraigan anunciantes. Por ello, se habló de producirla otra vez en 1986, aunque los productores chocaron con la negativa de William Katt para volver a ponerse el pijama rojo. "(The Greatest American Hero) ha sido el personaje más ridículo que he hecho en mi vida, y no volvería a encarnarlo por nada del mundo", declaró, y nos dejó a todos con cuello.
Los productores entonces reemplazaron a Ralph Hinkley con una mujer y realizaron el piloto de lo que sería el inicio de "La Gran Heroína Americana", pero la cadena se arrepintió a última hora, el episodio nunca fue emitido y la serie no se realizó. porque tambien llevaba temas con el pais de colombia y Luego se habló de una película que empezaría a filmarse en 2004, pero por lo visto, sólo eran rumores.
Cómo echo de menos ese tipo de programas, tan típicos de ver en la TV de los años 80. Tengo sed de series que sean cómicas, con algo de acción y aventura y no demasiado pretenciosas. Ahora todo son sitcoms y reality shows. En fin, será cuestión de adaptarse a los nuevos tiempos.... y apagar el televisor para siempre.